Amor sin barreras?

La verdad es que hay derechos por los cuales luchar y dignidad que defender. A continuacín la carta enviada a la Presidenta de Argentina, por un hombre que perdió a su pareja y exige derechos de sucesión.

Daniel Angelone fue la última pareja del actor, conductor y artista plástico. Juntos compartieron los últimos 29 años, por esta razón, el viudo de Leumann reclama un reconocimiento por esos años de amor incondicional.
La noticia de la muerte de Eduardo Bergara Leumann conmovió a todo el mundo del espectáculo. Inmediatamente, se abrió otra nueva polémica en torno a la importante herencia del actor, conductor y artista plástico.

Según publicó Minutouno.com, el viudo de Leumann, Daniel Angelone, le entregó a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner una carta. El escrito dice:

Señora Cristina Kirchner:

Pido públicamente se declare al museo “Botica del Ángel” patrimonio histórico nacional, de esa manera nadie puede tocar un alfiler del trabajo de Eduardo durante tantos años de artista, dado que su voluntad era dejarlo como museo para el disfrute de los argentinos y de cualquiera que desee visitar el lugar.

Eduardo siempre decía: “uno se lleva lo que deja a los demás”, frase que está escrita en una ventana del frente de “La Botica”. Él dejo el museo para todo el mundo porque fue su gran obra artística final.

Que quede bien en claro que bajo ningún punto de vista yo estoy reclamando la herencia, sólo reclamo lo que me pertenece y que es mío. Tengo cantidades de pertenencias materiales que en este momento están dentro del museo y solo hay un empleado de “La Botica” que sabe lo que es mío. Esa persona se llama José Luis Larrauri y, en este momento, esta en Santa Fe.

El museo está con candado por pedido del primo de Eduardo, Jorge Boneo y Celia Leumann -ninguno de los demás parientes participó en esto- al albacea testamentario, el escribano Jorge Di Lello, persona honorable y de confianza de Eduardo. El primo me dejó en la calle antes del velatorio y dejó encerradas con candado a sus gatas, que eran lo que más amaba Eduardo antes de su fallecimiento, junto con su maravillosa creación el museo “La Botica del Ángel”, que dicho sea de paso, fue idea mía y mi mamá colaboró con 20 mil dólares para que Eduardo pueda comprar nuevamente “La Botica”.

Cuidé de Eduardo durante 29 años y mi mejor herencia ya la viví a su lado y es algo que nadie me lo puede quitar. Yo estoy pidiendo lo que es mío, no la herencia. Lamentablemente, ahora no cuento con ninguna ley que me proteja, pero en el mismo momento en que se resuelva mi situación, me voy a poner en campaña para que mi caso sirva de ejemplo y el Congreso de la Nación revea y actualice las leyes testamentarias que son del año de las carretas. Así, saldrán beneficiados quienes correspondan ante el inmenso dolor que significa la pérdida de un ser amado. También, busco proteger a toda la comunidad gay para que surjan leyes y seamos tratados como verdaderos seres humanos.

Daniel Osvalo Angelone