domingo, 27 de mayo de 2007

Un grito de libertad… FUENTEOVEJUNA


Hace unos días fui al teatro a ver Fuenteovejuna con unos amigos y antes de que partiera comentábamos “de que trata”, “lo leí en el colegio”… en fin. Inició y dejamos de conversar.

La obra cuenta la historia de de un pueblo pastoril (Fuenteovejuna) el cual sufre el yugo de su comendador, quién luego de participar en las guerras en que los reyes católicos enfrentan a los moros, se transforma en un abusador líder de su encomienda.

Todos los abusos pasan sin alterar el funcionamiento del poblado, hasta que el comendador Fernan González (Rodolfo Pulga) coloca sus ojos sobre una moza (Patricia López) que es nada más y nada menos que la hija del alcalde y es pretendida por Frondoso, el galán de la historia. Con esta intervención cambia la calma del pueblo, quien toma las riendas de su destino y se levanta en armas en contra del tirano, tomando el hecho como su bandera de lucha.

El desarrollo de la historia, en la cual los actores cantan y bailan, alcanzando sorprendentes registros y manteniendo una entonación desconocidas para el público asistente (destacables Lorente y Felipe Castro), mantiene la atención, sin decaer, por medio de personajes bien logrados y caricaturas que oxigenan las casi dos horas del montaje. Tiempo que se hace corto, más aún si consideramos que las instalaciones de Matucana 100 son confortables como para disfrutar de un montaje más largo de lo acostumbrado, sobre todo comparado con las comedias que deambulan por la cartelera nacional.

La obra es genial, me hizo recordar a Romeo y Julieta, que manteniendo los parlamentos originales, presenta una versión moderna de la historia. Acá la ambientación está según el libro; pero el escenario está despejado, solo unos diaporamas como telón de fondo dan el contexto del lugar donde transcurre la historia, la vestimenta es adecuada a la reconquista española, salvo un par de calzados que me recuerdan mis bototos de trecking y no se adecuan al contexto histórico, incluso las blondas cabellas de nuestras criollas estrellas de tv pasan desapercibidas y no afectan la estética del espectáculo.
El otro factor modernizador y que refresca esta historia, es la danza y el canto de varios de los pasajes, incluso las performances utilizadas para evitar mostrar episodios más crudos del relato, resultan bastante bien logradas. En definitiva una obra que captura la atención, muestra una realidad respecto de la cohesión que debemos tener ante situaciones en las cuales somos pasados a llevar y que concentrándonos en lo que nos une y no en lo que nos separa podemos generar un cambio y lograr la libertad, palabra tan ocupada pero poco vivida
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