Estoy en Lima por trabajo, una vez más. Y el viaje ha sido más musical de lo que uno podría suponer. En el vuelo de LAN que me trajo a la Ciudad de los Reyes, venía desfilas detrás de mi BJORK. Mina súper bajo perfil y con una niña rubia, que supongo era si hija, más un rubio alto que supongo, era el padre de la menor. Venía a dar su recital en Lima.
Ya instalado en Lima y en el trabajo me enteré de que había un concierto de varios artistas denominado “Voces Solidarias” que buscaba reunir fondos para levantar las escuelas perdidas por el terremoto en Pisco, Chincha e Ica.
Fui junto a la otra persona con la que venía de Chile a comprar las entradas, sólo quedaban VIP, y como venía Fito y Sanz, dije “démosle no más”. El caso es que comenzó el recital a las 19:30 hrs. con Hombres G, grupo que en Chile sólo conocen quienes vivieron fuera en los 80 y principios de los 90, porque por allá no sonaron nunca. He de confesar que por mis amigos extranjeros, los he escuchado en los carretes en sus casas, pero verlos en vivo, fue entretenido, todos cantabas y saltaban letras que hace 20 años me sonarían entretenidas, hoy… puras weas. El sonido no muy vuelo en realidad, no sabía si atribuirlo a los “G” o audio en general. Luego de ese rock ochenteno de los españoles, se subió al Belanova, quienes tampoco sonaron muy bien, la verdad es que la voz se perdía, si es que tenían voz, digamos. La suerte era que yo conocía algunas canciones y canté. Pero en rigor no calentaron a nadie, 4 temas y se despiden dejando un saludo grabado de Miguel Bosé.
He de confesar que los enlaces con las ciudades damnificadas, desde dónde seguían el concierto, fueron espectaculares, con eso se amenizaba la entrada y salida de los grupos musicales. Posteriormente se subieron los “NOSEQUIEN y NOSECUANDO”, grupo local, bastante pachanguero que hizo vibrar a todo el Estadio Nacional. Una vez concluido, sube Amaia Montero, quién con 5 temas logra levantar el público, pero los problemas de audio, hacían estragos, de hecho en un sector del estadio no se escuchaba nada. Ella, con un par de kilos de más y el pelo menos blondo, encanta, su ángel captura y la voz melosa hace que todos canten.
Posteriormente, gritos y aullidos, es presentado David Bisbal, por quién en realidad no daba mucho, pero su show fue redondo harto para bailar y saltar, un par de baladas. Y el saltando y bailando poco desafina. Antes de concluir su show, Bisbal presenta a otro español, Raphael y juntos cantan “Que Sabe Nadie” colocando la nota “Queer” del recital, era impresionante como cantaban, entonaditos y abrazados diciendo “que sabe nadie lo que prefiero y no prefiero en el amor” acompañados sólo de un piano de cola (nótese, de cola). El español sigue acompañado de su piano, entona su tema dedicado a Chabuca y el estadio se viene abajo.
Seguido al español sabe Eva Ayllón, y la negra se compra al estadio con sus ritmos, candombes y esa presencia, a la cual un vestido rojo entallado de terciopelo, la favorecía con creces. Los sones afroamericanos hacen que todos nos movamos, si, todos, he de confesar que esa fusión me gusta. Concluido su show, todos gritan quieren más, pero ella dice que debe salir, que quedan muchos artistas, y quién sigue? Un, para mí, desconocido Gianmarco, que hace neofloclore, pero es un tipo alto blanco, vestido a los Justin, nada mal… que acompañado de un grupo de cuerdas, flauta traversa y percisión le pone el toque intimo, a lo bar de Bellavista. Gianmarco termina presentando a Alejandro Sanz, ahí gritos por mil y nadie se queda en su asiento, todo nos paramos sobre la silla y juntos interpretan “Corazón Partí’o”. Sanz espectacular, con varios kilos de más y con kilos más de voz, simplemente deslumbrante, con guitarra, sólo al piano; cantando un medley de sus baladas, con sus temas más movidos y ataviado de una polera que dice “El tren de los momentos” hace que no pare de cantar en ningún momento y que pierda toda compostura. Casi una hora sobre el escenario y presenta a Fito Páez, el otro artista que me motivo a asistir.
Fito, simplemente dio clases de dominio de escena, mientras retiraban a Sanz y sus músico, canto a capela y nos hizo cantar, todos decíamos “y dale alegría, alegría a mi corazón”. Cuál era su puesta en escena? Sólo un piano, se sentó, interpretó seguido 7 canciones sin ningún otro acompañamiento ni parafernalia, no necesitaba más ni apoyo audiovisual, ni coros ni ballet, sólo el y su piano, y un Estadio Nacional que consideró muy poco su espectáculo y que lo despidió entre gritos que solicitaban su regreso. En ese momento se prepara el escenario para el rockero local Pedro Suárez Vértiz; a quién no me quedé a ver, era el último y eran las 1:30 de la mañana.
Ya instalado en Lima y en el trabajo me enteré de que había un concierto de varios artistas denominado “Voces Solidarias” que buscaba reunir fondos para levantar las escuelas perdidas por el terremoto en Pisco, Chincha e Ica.
Fui junto a la otra persona con la que venía de Chile a comprar las entradas, sólo quedaban VIP, y como venía Fito y Sanz, dije “démosle no más”. El caso es que comenzó el recital a las 19:30 hrs. con Hombres G, grupo que en Chile sólo conocen quienes vivieron fuera en los 80 y principios de los 90, porque por allá no sonaron nunca. He de confesar que por mis amigos extranjeros, los he escuchado en los carretes en sus casas, pero verlos en vivo, fue entretenido, todos cantabas y saltaban letras que hace 20 años me sonarían entretenidas, hoy… puras weas. El sonido no muy vuelo en realidad, no sabía si atribuirlo a los “G” o audio en general. Luego de ese rock ochenteno de los españoles, se subió al Belanova, quienes tampoco sonaron muy bien, la verdad es que la voz se perdía, si es que tenían voz, digamos. La suerte era que yo conocía algunas canciones y canté. Pero en rigor no calentaron a nadie, 4 temas y se despiden dejando un saludo grabado de Miguel Bosé.
He de confesar que los enlaces con las ciudades damnificadas, desde dónde seguían el concierto, fueron espectaculares, con eso se amenizaba la entrada y salida de los grupos musicales. Posteriormente se subieron los “NOSEQUIEN y NOSECUANDO”, grupo local, bastante pachanguero que hizo vibrar a todo el Estadio Nacional. Una vez concluido, sube Amaia Montero, quién con 5 temas logra levantar el público, pero los problemas de audio, hacían estragos, de hecho en un sector del estadio no se escuchaba nada. Ella, con un par de kilos de más y el pelo menos blondo, encanta, su ángel captura y la voz melosa hace que todos canten.
Posteriormente, gritos y aullidos, es presentado David Bisbal, por quién en realidad no daba mucho, pero su show fue redondo harto para bailar y saltar, un par de baladas. Y el saltando y bailando poco desafina. Antes de concluir su show, Bisbal presenta a otro español, Raphael y juntos cantan “Que Sabe Nadie” colocando la nota “Queer” del recital, era impresionante como cantaban, entonaditos y abrazados diciendo “que sabe nadie lo que prefiero y no prefiero en el amor” acompañados sólo de un piano de cola (nótese, de cola). El español sigue acompañado de su piano, entona su tema dedicado a Chabuca y el estadio se viene abajo.
Seguido al español sabe Eva Ayllón, y la negra se compra al estadio con sus ritmos, candombes y esa presencia, a la cual un vestido rojo entallado de terciopelo, la favorecía con creces. Los sones afroamericanos hacen que todos nos movamos, si, todos, he de confesar que esa fusión me gusta. Concluido su show, todos gritan quieren más, pero ella dice que debe salir, que quedan muchos artistas, y quién sigue? Un, para mí, desconocido Gianmarco, que hace neofloclore, pero es un tipo alto blanco, vestido a los Justin, nada mal… que acompañado de un grupo de cuerdas, flauta traversa y percisión le pone el toque intimo, a lo bar de Bellavista. Gianmarco termina presentando a Alejandro Sanz, ahí gritos por mil y nadie se queda en su asiento, todo nos paramos sobre la silla y juntos interpretan “Corazón Partí’o”. Sanz espectacular, con varios kilos de más y con kilos más de voz, simplemente deslumbrante, con guitarra, sólo al piano; cantando un medley de sus baladas, con sus temas más movidos y ataviado de una polera que dice “El tren de los momentos” hace que no pare de cantar en ningún momento y que pierda toda compostura. Casi una hora sobre el escenario y presenta a Fito Páez, el otro artista que me motivo a asistir.
Fito, simplemente dio clases de dominio de escena, mientras retiraban a Sanz y sus músico, canto a capela y nos hizo cantar, todos decíamos “y dale alegría, alegría a mi corazón”. Cuál era su puesta en escena? Sólo un piano, se sentó, interpretó seguido 7 canciones sin ningún otro acompañamiento ni parafernalia, no necesitaba más ni apoyo audiovisual, ni coros ni ballet, sólo el y su piano, y un Estadio Nacional que consideró muy poco su espectáculo y que lo despidió entre gritos que solicitaban su regreso. En ese momento se prepara el escenario para el rockero local Pedro Suárez Vértiz; a quién no me quedé a ver, era el último y eran las 1:30 de la mañana.
2 comentarios:
Hola: fue un buen concierto,
Saludos
que regia nota has escrito amigo que cool el concierto tan musical mi amigo...
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